Una historia (un poco asquerosa) que puede ayudarte a coser mejor


En el correo de ayer te hablaba de uno de los problemas que tenemos las mentes creativas...

Hoy quiero contarte una de las ventajas:
la posibilidad de conectar ideas.

Empiezo con un refrán, luego te cuento una historia, y al final verás cómo todo encaja mejor que una colcha de hexágonos.

No me equivoco si te digo que, con toda seguridad, has oído aquello de "ser más terco que una mula".
La cosa es bien fácil: la mula, cuando dice que no, es que no.
Y si tú quieres que la mula camine, y ella ha decidido que no... estás lista. La mula no irá.

Bien.

Ahora es cuando te cuento la historia.

Le pasaba a Jos van Bedaf, jefe del equipo de limpieza del aeropuerto de Ámsterdam.
Bueno, a él no, a los baños del aeropuerto.
Lo de siempre, ya sabes: terminaban con más salpicaduras de las que le hubiera gustado.

Harto del mocho y del olor a lejía, este buen hombre tuvo una idea.
Tan barata y tan ridículamente sencilla que la aprobaron al momento: poner una pegatina de una mosca dentro de los urinarios.

La mosca consiguió lo que no había logrado ni el cubo de fregona: que los hombres se entretuvieran apuntando.
Incremento del 100% de la puntería, bajada del 80% en las salpicaduras y reducción del gasto en lejía un 8%.

Según parece, hay una razón muy primitiva detrás de todo esto, por la que el sexo opuesto desata su creatividad con la bragueta abierta.
A ver, yo de eso entiendo lo justo (afortunadamente Dios me bendijo con otros dones), pero tengo hermanos, hijos, marido... y también veo la tele.

Parece ser que son incapaces de mantener el tiro en el mismo punto salvo que tengan un objetivo concreto, como en el caso de la mosca.

Y ahora es cuando ves la conexión entre el refrán, la historia y el patchwork.

Solo hay dos formas de conseguir que alguien haga algo: obligarlo o conseguir que lo quiera hacer.

En el caso de la mula, ya sabes cómo termina.
En el caso del hombre, pones una mosca.
Y en tu caso, si quieres lanzarte de verdad con el patchwork, lo que necesitas es el famoso "empujoncito" que nos explicaba Richard Thaler, Premio Nobel de Economía.

Ese pequeño impulso que te mueve justo donde quieres ir.

Pues bien, aquí va el tuyo: el próximo 17 de mayo, en Santa Pola, te espero en un taller presencial para que arranques con buen pie (y buena puntada).

Aquí te cuento todos los detalles.
[Apúntate ya, que las plazas son limitadas y no quiero que te quedes fuera.]

Mientras tanto, este sería un magnífico proyecto para empezar.


PD: Hay errores que solo ves tú, pero con eso ya es más que suficiente. En el taller aprenderás a evitarlos desde la primera puntada.
PD2: Si te ha quedado alguna duda, dímelo. No quiero que te quedes con la mosca detrás de la oreja. (está bien, chiste malo, pero es que era demasiado obvio )

Juani Cavas - Patchwork Multicolor

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