En el correo de ayer te hablaba de uno de los problemas que tenemos las mentes creativas... Hoy quiero contarte una de las ventajas: Empiezo con un refrán, luego te cuento una historia, y al final verás cómo todo encaja mejor que una colcha de hexágonos. No me equivoco si te digo que, con toda seguridad, has oído aquello de "ser más terco que una mula". Bien. Ahora es cuando te cuento la historia. Le pasaba a Jos van Bedaf, jefe del equipo de limpieza del aeropuerto de Ámsterdam. Harto del mocho y del olor a lejía, este buen hombre tuvo una idea. La mosca consiguió lo que no había logrado ni el cubo de fregona: que los hombres se entretuvieran apuntando. Según parece, hay una razón muy primitiva detrás de todo esto, por la que el sexo opuesto desata su creatividad con la bragueta abierta. Parece ser que son incapaces de mantener el tiro en el mismo punto salvo que tengan un objetivo concreto, como en el caso de la mosca. Y ahora es cuando ves la conexión entre el refrán, la historia y el patchwork. Solo hay dos formas de conseguir que alguien haga algo: obligarlo o conseguir que lo quiera hacer. En el caso de la mula, ya sabes cómo termina. Ese pequeño impulso que te mueve justo donde quieres ir. Pues bien, aquí va el tuyo: el próximo 17 de mayo, en Santa Pola, te espero en un taller presencial para que arranques con buen pie (y buena puntada). Aquí te cuento todos los detalles. Mientras tanto, este sería un magnífico proyecto para empezar. PD: Hay errores que solo ves tú, pero con eso ya es más que suficiente. En el taller aprenderás a evitarlos desde la primera puntada. |